EL INTESTINO: ÓRGANO SAGRADO
Cada vez hay más médicos, profesionales de la salud integral e incluso, científicos que corroboran y afirman que el intestino tiene un papel crucial en nuestra salud, puesto que desenvuelve una responsabilidad frente a varios aspectos del organismo.
Primero, hemos de tener en cuenta sus funciones. Las tareas atribuidas a este órgano se asocian plenamente con el sistema digestivo, principalmente. Como buen acompañante, una a destacar es su función de absorción de nutrientes **. Otra, y con igual de importancia, es como órgano emuntorio (o excretor), expulsar literalmente del organismo, todas aquellas sustancias nocivas que, por ser perjudiciales o simplemente, no aportar nada, no necesitamos. A partir de aquí, ya nos perdemos a la hora de asignar más tareas...
Otra actividad muy relacionada con el intestino es, sin lugar a dudas, la que se relaciona íntimamente con el sistema nervioso. Un gran conjunto de terminaciones nerviosas de nuestro intestino, se encuentran perfectamente relacionadas en nuestro cerebro. Por eso, muchas veces, síntomas relacionados con desajustes emocionales (depresión, ansiedad, apatía,...) están relacionadas con el intestino. Interesante, verdad?

Otra gran función es la de proteger y cuidar nuestro sistema inmunitario. El 70% de nuestras defensas están depositadas en el intestino. Sorprende? Pues imagina si tiene importancia. Si nuestros huéspedes queridos colonizadores de la flora intestinal, son destruidos gracias al estrés, al mal humor, la mala alimentación, el exceso de antibióticos, patologías víricas, sistema nervioso alterado, etc... nuestras defensas se van al garete y quedamos totalmente vulnerables a cualquier tipo de infección que se presente en nuestro hogar (cuerpo).
La necesidad de tenerlo bien nutrido es de especial importancia y yo diría, vital. El estar con un intestino sonriente, gracias a la aportación de sustancias que le favorezcan su buen rendimiento, hará que nosotros también sonriamos.
** La permeabilidad intestinal está presente en la gran mayoría de personas. El exceso de consumo de alimentos procesados y con grandes cantidades de aditivos y conservantes, los medicamentos, agua modificada, poca fibra, escasez de vitaminas y aumento de proteínas animales, ha hecho que hayan intestinos permeables y permitan el paso de toxinas al torrente sanguíneo. Por ello, síntomas como afecciones dérmicas, o inicio de ciertas patologías relacionadas con el sistema inmunitario, pueden ser causas directas de dicha permeabilidad.
El que bien come y bien digiere, sólo de viejo se muere.